Sofía Lausero es la joven autora de “Espacio infinito”, la muestra que sorprende al espectador con sus formas danzantes desplegadas en la sala principal del Museo Genaro Pérez. El encuentro casual con restos de chapas de hierro abandonadas, de las que se utilizan para construir maquinarias, da comienzo al relato sobre su obra. A partir de ese encuentro con el material, una “vivencia directa” que la artista rescata, hubo una decisión: que el hierro siguiera su proceso de oxidación, y así ella podría retener el color pleno elegido, el que domina casi por completo la muestra, el negro.
Para seguir el proceso de oxidación, Sofía toma de Alain Badiou la idea de captar aquello que se teme perder y que no se pude inmortalizar en el tiempo. Y a partir de allí trabaja desde la gráfica.
Para ver. La muestra “Espacio infinito”, de Sofía Lausero, se puede ver en el museo Genaro Pérez (General Paz 33). También se exhibe “In-finito”, de Pablo Bisio; “El exhibicionista”, de Alejandro Bovo Theiler; “Download”, de Manuel Coll; "Dibujos intensos”, de Enrique Pereyra; “Impermanente”, de Paola Spalletti; y “Celebración”, de Alejandra Tolosa. De martes a domingos (y feriados) de 10 a 20. Entrada gratuita.
Una forma abstracta (que se podría corresponder con la figura de una hoja) crea, define las distintas composiciones. Esta suerte de hoja comienza su danza por la enorme sala en la que la artista presenta “Espacio infinito”, su primera muestra individual, con curaduría de Eduardo “Boyo” Quintana y Cecilia Conforti, artistas y docentes de la Faculta de Artes, que la guían con los proyectos de su grupo Cianuro, junto a Malena Liberali y Sofía Quintana. Ellas también y Tomás Reddy la acompañaron en la realización.
“Vengo de la danza, siempre busco el movimiento, cosas más gestuales”, afirma Sofía, y reconoce esa influencia en el movimiento espacial que propone su muestra, un recorrido circular insinuado que deviene claramente de las imágenes, resultantes de superposiciones, la repetición implícita en cada impresión y sobreimpresión de la forma elegida, detalla la artista. “Jugar con el lleno y el vacío, el positivo y el negativo, la rotación”, tales los conceptos que mueven su obra hacia “múltiples posibilidades”.
Y esas posibles maneras no están sólo en las composiciones de cada pieza, también en los soportes que componen lo que ella denomina una instalación: un muro de durlock especialmente construido para la muestra que contrapone su contundente simplicidad a la arquitectura de la sala, un rollo que baja del techo y rueda sobre el piso portando la misma imagen; la misma forma en esténcil con su natural espontaneidad, dice Sofía, tan diferente al meticuloso trabajo del grabado hecho con la prensa, necesario en el resto de las obras, en las que trabajó en relación a la “manera negra”, profundiza, una técnica antigua que la artista rescata, aunque sin el componente del ácido.
“Aquí cada pieza es única”, sostiene. Y agrega: “Esto es infinito, podría tener otras mutaciones, por eso es gráfica contemporánea, puede tener miles de combinaciones”.
Lo digital convive en su proceso de trabajo que incluye técnicas antiguas del grabado. Técnicas, señala, que están más allá de los límites del arte, “que buscaron expansiones políticas y sociales”.
En los desplazamientos que subyacen en su obra, las formas gráficas revelan “un acercamiento a la escultura”, dice Sofía: “Estoy pensando en involucrarme más en la escultura, e ir a otra escala”. Piensa que entre el grabado y la escultura hay un camino muy corto. Sucede que su interés está en el diálogo con las disciplinas, que en su caso aparecen con la literatura, la danza y la filosofía. Estaba leyendo Hamlet, “y el mundo de la nuez y lo infinito, y las miles de posibilidades” vinieron a su mente.
Bajo ese halo de eternidad, Sofía rompe el molde y aporta en cada estación de su muestra un elemento que modifica al resto: forma, color y otras variaciones bailan a su alrededor.
Sofía nació en 1990 en Oncativo, y actualmente vive y trabaja en esta ciudad. Participó en muchísimas exposiciones, en el Cepia y Chateau CAC, entre otras, como “Tiernos laureles”, en el Cabildo Histórico el año pasado; y desde este año conduce el espacio Babel, dedicado al encuentro y muestras de artistas emergentes.
Sofía Lausero presenta Espacio infinito en el museo Genaro Pérez. La artista comparte el backstage de su obra, que toma una sala histórica con el lenguaje de la gráfica contemporánea.