La muerte de Quino despertó pesar y admiración en lectores, colegas y artistas de Argentina. Entre ellos, ilustradores y humoristas gráficos cordobeses evocan qué hizo de su obra un hito tan importante para la historieta y el humor gráfico.
La frase se repite por igual en boca de los cordobeses Luis Paredes y Pablo Chumbita, conocido como Chumbi: "Era un humanista".
Agrega Chumbi: "En el dibujo tenía el poder de la síntesis, es una referenica constante para mí por eso: cómo resolver una idea dibujada. Su obra era también un llamado de atención: había que ser cuidadoso para no repetirlo, porque él ya había dibujado todo: los temas, las ideas. Es un maestro máximo. Era argentino y universal, y su mirada era la de un humanista. Miraba al hombre con una luz que lo trasciende en las circunstancias. Ese es un gran legado".
Y evoca su relación con la obra de Quino, una personal e íntima como lector, cuando a los 6 o 7 años leía las ediciones apaisadas de Mafalda de editorial La Flor, y el vínculo desde el oficio. "Creo que todos los de mi generación van a decir lo mismo: Caloi, Fontanarrosa y Quino fueron nuestra escuela. Escuela en lo técnico, en cómo encarar una idea desde el dibujo, hasta como formarla esa idea", suma.
Y evoca anécdotas que el mismo Quino contaba en entrevistas: "No tenía prurito para decir que le costaba mucho dibujar y que le saliera siempre igual el personaje. Decía que tenía en un cajón dibujadas la caritas y las calcaba. Leía la Biblia siendo un ateo confeso porque creía que era una fuente de inspiración de temática universal".
También cita las páginas de las revistas dominicales, que no tenían tanta repercusión como Mafalda. "Y tal vez es lo más genial es su trabajo, porque no estaba atado al contexto de los personajes fijios. Era más rico, más libre".
Referente
Luis Paredes, por su parte, dice que trabaja en blanco y negro porque a eso lo aprendió de Quino. "Siempre fue mi máximo referente en todo: traté de imitarlo haciendo chistes sin texto, dibujando en blanco y negro. Quino te dejaba eso: con su humor sin texto tenía un mensaje claro y te dejaba interpretar".
"Esa fue su mayor enseñanza. Y la coherencia. Me dolió verlo tan pesimista al final de su carrera en cuestiones de dibujo, pero entendía el desencanto que tenía con la humanidad. Creo que una parte de él murió cuando escribió esa carta didiendo que no iba a dibujar más", evoca Paredes, que recuerda ese momento porque decidió armar una página en Facebook de homenaje en vida al creador de Mafalda.
Y también valora cómo las hiostrietas de Quino pueden hacer sentido diferente según la edad de sus lectores: "Nunca le apuntó a una edad, hacía dibujos sin pensar en la edad, nunca hizo un estilo infantil aunque dibujara niños. Cuando encontré la primera Mafalda en mi casa debo de haber tenido 6 o 7 años y no la entedí. La retomé a los 9 y no pude dejarla. Lo leas a la edad que lo leas encontrás algo. Para cada edad tiene un mensaje, y un mensaje poderoso. Esa es su coherencia y compromiso con la humanidad. Su humanismo estaba en su obra, su mensaje, su forma de vida".
Mafalda, la cuestionadora
La ilustradora de cómics cordobesa Nacha Vollenweider se centra en la figura de Mafalda y en cómo influyó a generaciones enteras. "Tengo recuerdos de que me acompañó durante toda la niñez. Es un personaje con el que uno como niño se puede identificar, o como grande. Al entrar en contacto con el personaje, sus amigos y familias, uno se introduce en la mirada del mundo desde el punto de vista de una niña. Pero como es un personaje creado por un adulto, empezás a comprender cómo funcionan las cosas".
También destaca que Mafalda la influenció mucho para desarrollar una mirada crítica, política y comprometida con el presente. "Mafalda es una niña que cuestiona el orden de las cosas, a esa madre esclavizada por su rol de ama de casa que nuca se desarrolló por cumplir mandato. Ella tenía una mirada crítica con su madre. Eso me interesaba mucho. Qué bueno haberla leído de niña, queríamos ser Mafalda, no la madre", agrega.
Y señala algo clave: "Detrás del personaje está el autor. Es Quino quien la pensaba a Mafalda. Era un tipo que se jugaba y esa era su apuesta política como artista y como persona. Las tipificaciones de algunos seres caracteristicos de la sociedad en formato niñe".
Nacha destaca en dos aspectos el legado de Quino, el formal, con su nivel técnico como dibujante, y el conceptual. Y cierra: "Me influyó la mirada de Mafalda sobre el mundo, una mirada observadora y que cuestiona el orden de las cosas. Se preocupa por el mundo, está conectada con el presente, la geopolítica, la historia, el medio ambiente".