Unquillo es considerado un "pueblo de artistas". Basta con recorrer sus calles y rincones para encontrarse con obras de arte y al caminar se siente una atmósfera de inspiración. Fueron muchos los que atraídos por el paisaje bucólico y la quietud serrana se afincaron y se afincan en la ciudad.
Entre los más destacados figuran los pintores Lino Enea Spilimbergo, Eugenio Rivolta, Guido Buffo, el autor del primer largometraje animado de la historia, Cristiani Quirino, y los contemporáneos Carlos Alonso y Álvaro Izurieta.
Por eso, que un lugar cotidiano y de paso como la terminal de ómnibus se convierta en uno de arte donde sobresalen grandes murales de los íconos de la cultura y el arte como Alonso, Spilimbergo, Buffo y Leonor Buffo, es novedoso y sorprendente para los visitantes. Y de orgullo para los unquillenses.
"La idea fue pensada para que se convierta en un espacio arquitectónico y artístico. Con estas intervenciones, Unquillo tendrá un nuevo lugar para recrearse y sentir lo que es vivir en un pueblo de artistas", dice Alan Bassi, secretario de Obras Públicas y Privadas municipal.
De este modo, la intervención arquitectónica y artística de sus andenes, techos, paredes y la recuperación de un antiguo bar se sumará al circuito de museos y espacios de arte local.
Pintar a los íconos
Martín Breccia, de 42 años, es artista plástico. Vive en Unquillo, donde imparte clases de dibujo y pintura. Su especialidad es el retrato, al cual se dedica desde los 16 años. Lleva realizados más de 4.500.
Es descendiente de una familia de artistas, su padre, ilustrador gráfico, tiene el mismo nombre que su tío abuelo, el reconocido historietista Alberto Breccia.
Desde hace un mes trabaja en la terminal para cambiarle la cara y convertirla en un lugar de importancia para los habitantes y para los que están de paso. Que la gente pueda ver y reconocer a esos íconos de la cultura local.
Confiesa que a pesar de que trabaja con murales nunca hizo uno de tan grandes dimensiones como estos que representan a artistas que son su inspiración. Primero trabajo con copias en blanco y negro, y luego realizó las obras a color.
"El desafío es la altura. Las obras miden entre siete y ocho metros de alto y el ancho es de tres metros. Las dos quintas partes de las columnas son huecas. Con tres listones visuales, superficies delgadas que tienen que representar la totalidad de la forma reconocibles de los rostros", explica Breccia.
A su vez, cada columna, donde están representados Alonso, Spilimbergo, Leonor Buffo y Guido, tiene dos lados: las pinturas de los rostros dan hacía las dársenas y en la parte de atrás, se observa una obra de cada artista.
"En el caso de Alonso, elegimos la pintura que hace alusión a la dictadura, es un retrato de dos manos callando. De Spilimbergo elegimos la de su mujer e hijo, de Leonor una poesía de ella, y de Guido, la capilla Buffo", cuenta.
Hasta ahora lleva realizadas las ocho caras, frontales y posteriores de las columnas. Y bosqueja un mural de las Islas Malvinas para una de las paredes internas. Además restaurará el mural de Bártoli, que también es otro artista de la zona.
"No había tomado real importancia que la gente de Unquillo le da a la terminal. Me agradece por lo que estoy haciendo", destaca el artista nacido en Puerto Madryn, y que con solo 18 años fue el encargado del museo Lino E. Spilimbergo.
La mirada de los otros
Breccia asume que al hacer este trabajo no solo está expuesto a la mirada de la gente común sino también de sus mismos colegas.
“Estamos en una zona considerada de mayor concentración artística entonces es como ir a la cancha con Diego Maradona. Estás expuesto ante la mirada de pares. No solo fue un desafío técnico - estructural sino también la reacción de estas personas que viven en la zona”, destaca.
Y relata que cuando hizo el mural con el rostro de Carlos Alonso, el artista se enteró y le mandó mensajes con su aprobación. “Eso fue un logro bárbaro, es el único de los representados que está vivo. Seguro que cuando se inaugure estará presente”, manifiesta.
Consultado sobre la obra, desde su taller en Unquillo, Alonso responde a VOS: “Todo lo que se haga para promover la cultura, es bienvenido. Es lo que nos falta. El arte libera, contagia entusiasmo y emociones que son riquezas para el espíritu”.
Y agrega: “El hecho de que yo esté o no, no es lo relevante. Claro que me enorgullece que me reconozcan toda una vida de trabajo y esfuerzo por aportar a la comunidad un grado de riqueza, de belleza. Pero me interesa la importancia del arte”.
“Puse mi grano de arena para que Unquillo sea reconocido en otras partes, y a partir de Spilimbergo también. Como un lugar donde la pintura es importante y que contagia”, cierra.