Desde hace tiempo, el movimiento de payasos integra a actrices que se dedican al entrenamiento en las técnicas del clown. Ellas han ido generando sus respectivas payasas, suerte de alter ego que lleva la marca de cada payasa. "La cicla (sic) de unipersonalas payasas" es una iniciativa para exponer y difundir esas búsquedas.
"Compartimos criterios estéticos", dice Julieta Daga, una de las payasas que muestra el unipersonal Suena tremendo en el rol de Lita.
Multiplicadas en sus propias creaciones, algunas de las payasas comentan cómo son los espectáculos y qué clase de humores aparecen durante sus obras.
"No son espectáculos feministas. Los temas son dichos desde la mujer. Cuando el público ve una mujer en escena, se produce una empatía especial. Hay otro tipo de identificación, comparada con el humor hecho por el hombre", señalan las actrices que se presentan en La Parisina.
Nella Ferrez comenta que está aceptado e instalado que sea el hombre quien hace humor. "No programan mujeres. Somos muchas pero estamos cooptadas", dicen sus compañeras.
La búsqueda de la clown propia se da en el entrenamiento. Cada clown tiene su identidad y utiliza los elementos necesarios. No hay derroche de objetos porque todo es un signo.
Reírse del fracaso
"El clown trabaja desde las vivencias y su biografía. Si bien trabajamos de manera individual, el entrenamiento no es una catarsis. Se busca que el planteo sea universal desde la poética del clown. Nosotras partimos de las necesidades como mujeres. Hablamos de la muerte, la libertad, la culpa, la postergación", comentan.
Marisol Fabro (su espectáculo se llama Remitente papa frita) muestra el mundo cotidiano de su payasa. "Nadie dice qué hace cuando está sola", comenta la actriz, que señala las obsesiones en su obra: mirarse al espejo, doblar las sábanas. "A la espera del amor se crea un mundo que no existe. Ella se obsesiona por el orden y el saber. El espectáculo muestra lo que hace mientras espera".
El punto de partida es la tragedia y desde allí generan humor. Después aparecen diferentes humores: tristeza, ira, por ejemplo.Guillermina Farías Wagner es Lady Ladilla. "Un personaje que creé con cosas mías. Bufonesco, desagradable", señala la actriz y acróbata que muestra a su Lady en trasnoche, en circuito de calle y en las escuelas secundarias.
En tanto, Andrea Rodríguez encontró su payasa Formata para el espectáculo Así cualquiera, el que esté libre de metáfora que arroje la primera piedra. "Ella está encerrada en una casita linda. Dice que va a salir y no sale. Muestro lo que le pasa a la mujer limitada, que pone la culpa en todos. Ironiza sobre lo heredado culturalmente. Cuento Blancanieves a mi hijo y lo parodio porque no me creo el cuento del Príncipe Azul. Repito 'así cualquiera', como una moraleja", dice Andrea. La obra se ve a través de una ventana.
El manifiesto de las payasas es claro: "Cuesta hablar de lo que sentimos. Decir que queremos ser libres. Contar las cosas que nos dan miedo. Necesitamos que escuchen lo que queremos decir, por nosotras mismas. Porque hay muchas que no hablan, que no dicen lo que sienten, que tienen miedo a salir, a ver... Porque hay muchas que sufren en secreto".
Las payasas proponen una risa concienzuda, diferente a la risa de descarga.
Ellas son: Julieta Daga, Laura Ortiz, Marisol Fabro, Ariana Andreoli, Nella Ferrez, Malala Primo, Andrea Rodríguez y Lucía Nasser (La novia Plá).
Ariana y su Molino de Viento
Los próximos sábados se presentan en el ciclo Ariana Andreoli y Nella Ferrez. La bailarina Ariana Andreoli creó Molino de Viento, una clown con gestos de superheroína para Siete vidas. "El clown me conecta con el amor a una misma. Me permite jugar con lo que no se muestra cotidianamente, con los lugares más vulnerables. La temática es una consecuencia". La misión de Molino de Viento es ofrecer a la humanidad su poder, dar energía vital. Su debilidad es el mal de amores y su enemigo, el dedo silenciador. Esta noche a las 21 en La Parisina, Neuquén 223, barrio Alberdi.Y Nella Ferrez es Pepita en Lo siento mucho. "Pepita habla de las penas: el deber ser, la carga social, las culpas. Tiene que ver con el humor. Siempre he estado donde se trabaja el humor", dice la integrante de Tres Tigres Teatro. "Es complejo como actriz: con mi humor y la emoción. La payasa está en un lugar de ridiculización. Se ríe de la tristeza". Pepita tiene un secreto que viene a enterrar y se enreda en una flor de contradicción, de disculpas, de perdón, finalmente germinan las confidencias. A Nella la anima también la reflexión sobre el contexto en que su Pepita se desarrolla, frente a otras maneras del humor, preestablecidas, efectivas y funcionales. La dirige Julieta Daga. El sábado 21 de junio, también en La Parisina.
Un original ciclo de unipersonales ofrece espectáculos de payasas profesionales. Los sábados de junio en La Parisina. Ellas explican de qué va la propuesta.