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Alfredo Gogna y los debates de la pintura

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 “Ni mago, ni brujo, ni sacerdote, ni médium, ni toda esa tontería. Pintor”: así habló Alfredo Gogna (1930-2008), y su forma de definirse marcó la muestra “El pintor interior” dedicada a su obra, en el Museo Evita Palacio Ferreyra (Yrigoyen 511) con curaduría de Patricia Ávila. La artista e investigadora cordobesa tomó esta posición del artista para pensar la muestra. Gogna se identifica en el universo de la pintura, para volver a lo “pictórico sin ambages y experimentar la potencia de los procedimientos poéticos que despliega”, sostiene Ávila.

A la curadora le interesó “la determinación de su ‘ser’ aliado a un oficio y un campo, en este caso la pintura”: Alfredo Gogna nació en Tandil en 1930, se formó en Buenos Aires en diferentes talleres de maestros pintores, cuenta Patricia sobre los inicios del artista que a los 22 años salió de viaje al Machu Pichu y en Tucumán se sumó al proyecto de Lino Eneas Spilimbergo para la formación una escuela muralista argentina.  “Apasionado por el arte, el interés social y la cultura precolombina Alfredo tuvo en aquel entonces el encargo de un mural en Santiago del Estero”, detalla. Allí, Gogna “inició una vida como pintor, maestro y referente del arte en el interior del país”. 

Temas cotidianos como paisajes, figuras, y objetos, sostiene Ávila, lo condujeron a “lo esencial para el pintor: color, materia, composición”. Gogna “fue reconstruyendo en su obra los aspectos de la modernidad, la libertad de los pintores surrealistas, la estructura de los postcubistas, el color de Matisse, la apertura a la abstracción de Kandinsky”, profundiza. Y agrega que el artista fue consciente de sus contemporáneos latinoamericanos, el muralismo mexicano, la obra del chileno Roberto Matta, del uruguayo Torres García y del grupo argentino de la neo figuración. 

En su taller, Ávila descubrió “múltiples ecos de la historia del arte”. Un diálogo con las obras de artistas “que seguramente admiraba y que fueron virtualmente también sus maestros”. Lo que para la curadora, manifiesta una mirada en contacto con los interesas de su generación, “artistas que no se desmarcaron de la pintura, pero se abrieron honestamente a explorar poéticas particulares y a revelar sus amores maestros”.  

“El camino de la tempestad”

La muestra se detiene en dos momentos de una obra a la que se considera en principio como abstracta, y que Ávila se encargará de poner en duda. Uno de esos momentos de producción que se exhibe da cuenta de la producción de Gogna en Buenos Aires entre 1986 y 2003. Son obras, señala Ávila, de grafismos y manchas con “fuertes tensiones”: “Una cualidad de asfalto, de revuelta y tragedia”.

Estas pinturas, analiza, “suenan como a jazz que se rompe en metales, a voces ásperas, sonidos que se pierden. Murmullos y alaridos. Aun así, son pulcras en el claroscuro barroco que subyace, porque el pintor conoce el camino de la tempestad”.

“La pintura es plástica, física, cuerpo, hecha a mano”

“En el 2003 Alfredo vuelve a Santiago del Estero para recuperar su salud y realiza una nueva y última serie de obras entre el 2005 y 2006”, relata Patricia Ávila. Un hombre próximo a morir, dice, que ha pintado toda su vida, “produce una obra lúdica, joven, luminosa, extraordinaria”. Allí está “la ruptura de la homogeneidad del material sobre la tela a la que agrega alambres, sogas, maderas, espinas, trapitos”. Una obra que “suena a cantos femeninos, a risas de niños, a bombos y zapateos en la luz filtrada de los algarrobos, a liberación del ser en el espacio del ser pintor”. 

Gogna condesa en su pintura un “estado perceptivo”, reflexiona Ávila, un “registro del cuerpo emocional que la produce”. “La obra respira sincrónicamente con el cuerpo del artista”, afirma, y va más allá: “La pintura es el registro performático de la presencia en la acción directa de pintar”. ¿Por qué? Responde Ávila: “La pintura es eminentemente plástica, física, cuerpo, es decir hecha a mano”. Y detalla: “El soporte (la tela, el bastidor, la tabla, el muro); la materia pigmentaria (oleo, acrílico, cemento policromado, etcétera); las herramientas (pinceles, espátulas, dedos, trapos); la acción de pintar (los movimientos, los modos de hacer), todos son datos concretos que dicen esto es pintura”.  

Entonces, entiende a Gogna cuando él se define concretamente pintor, “porque es sumamente consiente de todos esos aspectos en su territorio de operaciones que es el taller y la imagen que resulta sobre las telas (que es poderosa) deviene directamente de la acción”.  Y desde esta perspectiva lo encuentra cercano a lo performático. Porque “muchas de sus obras son registros más que representaciones, por ello pongo en duda que sus obras sean abstractas”.

“Lo propiamente pictórico se ha deconstruido”

A Patricia, lo pictórico le sigue emocionando en todas sus formas (“celebro cuando veo algún pintor realmente bueno”). Para ella, otros modos de lo visual ocupan el arte actual: “Tal vez la imagen encuentra en la fotografía posibilidades de expresión muy amplias y directas. Pero gracias a esas prácticas lo propiamente pictórico se ha deconstruido”.

A fin de cuentas, ¿qué es la pintura? “La pintura como arte es algo inestable, pienso que no existe a priori, aparece cada tanto en algunas obras, cuando la descubro sonrío, es arte”, concluye Ávila.

Para ver

Presentación del libro sobre Alfredo Gogna (1930-2003). Miércoles 11 de setiembre a las 17.30. Museo Evita Palacio Ferreyra (Yrigoyen 511). Visitas: martes a domingos de 10 a 20.

Perfil

Alfredo Gogna (1930, Tandil, Buenos Aires-2008, Santiago Del Estero). Estuvo vinculado con Lino Enea Spilimbergo y el grupo de pintores que forman la Escuela de Muralistas de Tucumán. En 1959 participa de la fundación de la Escuela de Bellas Artes Juan Yaparí Santiago del Estero donde fue nombrado profesor. Participó en muestras individuales y colectivas en Jujuy, Salta, Tucumán y Buenos Aires desde la década de 1950. En Buenos Aires expuso en el Museo de Arte Moderno, Palais de Glace, Centro Cultural Recoleta, Galería Van Riel. Obtuvo numerosas distinciones como el Premio Subsecretaria de Cultura en el Salón Nacional de Pintura y Escultura de Tucumán, el Primer Premio Adquisición en el Salón Nacional del Sesquicentenario de Tucumán, el Premio Estimulo del LV de Buenos Aires y el Primer Premio en el I Salón de Artes Plásticas de Santiago del Estero. Su obra se expone en museos y colecciones privadas de Europa, Cuba y Estados Unidos.

Pintura de fuertes tensiones. Así define Patricia Ávila a la pintura de Gogna (Gentileza, Museo Evita)
Alfredo Gogna en su taller. La pintura es cuerpo, acción manifiesta en su obra (Gentileza, Museo Evita)
Pintura de fuertes tensiones. Así define Patricia Ávila a la pintura de Gogna (Gentileza, Museo Evita)

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