El espacio está ambientado al estilo de una oficina de correos como las de antes. A disposición del público, sobre unos viejos escritorios, se encuentran hojas de papel, lapiceras, sobres, máquinas de escribir y libros dedicados al desactualizado metier de componer cartas. Uno de esos títulos es un volumen que ofrece modelos para todas las ocasiones. En el segmento dedicado a las cartas de amor, las opciones van desde una misiva “de un joven a una señorita a la cual conoce sólo de verla en la calle”, hasta el modelo de carta para un soltero que busca tener relaciones con una viuda sin ofender al difunto.
Correspondencia, de la cordobesa Zoe Di Rienzo, es una invitación a recuperar un ritual que casi nadie practica en la actualidad. El objetivo es que los visitantes se involucren efectivamente en la escritura de una carta a máquina, previo boceto. Con ese fin se disponen también, enmarcados como cuadritos, una serie de consejos que hacen de guía por las normativas del estilo epistolar.
La artista, radicada desde hace años en Buenos Aires, trabajó con la misma tecnología de comunicación actualmente obsoleta en Cartas a Luz, un entrañable conjunto de textos viajeros destinados a sostener una amistad a la distancia. Correspondencia se corre parcialmente de ese tono intimista y se abre a la participación del público. La “obra” procura que grandes y chicos (hay banquitos para alcanzar el nivel de los escritorios y poder teclear) jueguen en serio: que se lleven una carta dentro de un sobre y que la envíen por correo a su destinatario. El clímax sería, confiesa Zoe, que las personas que reciban las cartas las enmarquen como obras de arte.
La intervención integra la muestra “Tándem”, un proyecto que tiene a Luz Novillo Corvalán (la destinataria de Cartas a Luz) como curadora. La exposición colectiva reúne instalaciones, videos, dibujos, fotografías y dispositivos interactivos. La mayoría supone algún tipo de participación del público.
El concepto que aglutina la muestra es la relación entre arte y tecnología, aunque vale aclarar que no se trata de un muestreo de chiches digitales ni de novedades high tech con incidencia en la creación actual. El acento está puesto más bien, como en el caso de Correspondencia, en el modo en que diversos artefactos y herramientas se tejen con las prácticas humanas y determinan los vínculos sociales.
"Tándem" se puede visitar hasta el 14 de septiembre en Casa Naranja (La Tablada 451), con entrada gratuita y la posibilidad de acceder a recorridos guiados.
Fuerza invisible
Cenizas de un árbol y Tile son las piezas de Juan Sorrentino que dan inicio a la muestra en el hall central.
El sonido y su impacto en diversos materiales son objeto de experimentación en el trabajo del artista. Cenizas de un árbol es un cubo de vidrio que contiene un parlante, cuyas ondas generan una nube de polvo compuesto por restos de un árbol quemado. Tile (azulejo, en inglés) procede de una manera similar. En un cubo de cemento, las vibraciones de un parlante van provocando el desprendimiento sucesivo de los azulejos que lo revisten, en un proceso de autodestrucción.
Lucas Aguirre propone en Islas una experiencia 3D. Un casco de realidad virtual permite sumergirse en una serie de creaciones que el artista cordobés realiza utilizando escaneos tridimensionales de personas.
“Hago los escaneos de manera casera, con una técnica que se llama fotogrametría –explica–. Se genera un modelo en 3D a través de fotos. Luego trabajo con un software de escultura en realidad virtual que me reconoce el gesto, la velocidad con la que muevo las manos o aprieto los dedos. Tengo herramientas para pintar, deformar, lo que se me ocurra. Yo siempre lo llevo por el lado del dibujo y la pintura, o esa cosa sensual del óleo. Trabajo con modelos que son gente querida. Tanto desde ese lado, como del lado de trabajar la herramienta como algo más pictórico, la idea es sacarle un poco esa frialdad que tiene la tecnología, acercarla a algo más humano”.
Whisky Comic, de Yamil Burguener, es una instalación multimedia que capta a los espectadores y mete sus figuras en una historieta que se proyecta en un muro. En los cuadros del cómic, a su vez, empiezan a aparecer globos de diálogo atribuidos a los sorprendidos visitantes. Las frases surgen de un programa diseñado por el artista para capturar titulares y noticias de Internet, de modo que cualquiera puede encontrarse enunciando la última declaración de Pichetto o hablando con tono científico sobre el eclipse.
La apuesta a la interacción sigue en Perceptive Corner. La videoinstalación de Laura Colombo utiliza una retroproyección en una superficie translúcida. Al desplazarse, el cuerpo del espectador es captado por un sistema que activa formas aleatorias y colores, junto a un sonido hipnótico.
Dibujados
La que propone el colectivo Copiosa es una de las experiencias más estimulantes de la muestra. El grupo que forman Lucas Di Pascuale y otros integrantes de la cátedra de Dibujo de la Escuela de Artes de la UNC diseñó Espacio Taller. Allí se convida a probar distintas formas de dibujar, tanto de manera individual como en parejas o grupos, utilizando diversos artefactos y dejándose guiar por instructivos.
Una de las opciones sugiere hacer un “Calco ambulante”, recorriendo el espacio con un visor-pizarra sobre el que se puede dibujar con un fibrón.
Para “Dibujo dúplex”, Copiosa diseñó un dispositivo que permite trabajar a dúo. También se puede seguir a través de auriculares las instrucciones para un dibujo “a ciegas”, cuyo resultado sólo se revelará al final.
De Celeste Martínez se exhiben la fotografía Madre e hija y Dispositivo para entrelazar un cuerpo. En algún lugar muy propio entre las piezas de Rebecca Horn y las máquinas escultóricas de Jean Tinguely, el dispositivo ejecuta la tarea de trenzar mechones de pelo en una trenza de varios metros.
Es inquietante el híbrido que se genera entre la estructura mecánica y un elemento como el cabello.
La artista más joven de la muestra es May Seguí, dj y compositora de música electrónica que presenta Clima, una instalación audiovisual interactiva que conecta sonidos con tubos de luz de colores cambiantes. Dentro de un perímetro, los sensores que captan la presencia de los espectadores disparan secuencias que incluyen los latidos de un corazón, la lluvia, el tránsito o instrumentos chinos. Es el movimiento y la interacción entre las personas lo que genera el “clima” musical y la combinación de luces que se experimentan.
Para despedirse de “Tándem”, nada mejor que el encuentro con la sensibilidad y la imaginación de Gerardo Repetto a la hora de hacer combinaciones inauditas entre materiales y técnicas. Escalera es el registro de una acción llevada a cabo por el artista en Casa Naranja. Un conjunto de líneas realizadas con fósforos quemados fueron realizadas subiendo y bajando por la escalera mecánica que conduce al subsuelo del edificio.
Las resonancias de esta “especie de dibujo” son amplias. Desde la costumbre infantil de dibujar o rayar las paredes con cualquier cosa que se tenga a mano, hasta los resultados de una acción mecánica con herramientas (fósforos, escalera) que no se dejan codificar fácilmente como elementos artísticos.
“No tenía una intención de dibujar, de componer –cuenta el artista visual y fotógrafo–, sino que la idea era dejar que la escalera haga lo suyo. Yo digo más bien que es el objeto dibujándose o representándose a sí mismo. Yo no sería más que el agente o el médium”.
Para ver
“Tándem” se puede visitar en Casa Naranja (La Tablada 451) de lunes a viernes de 9 a 19 y los sábados de 14 a 19. La entrada es libre y gratuita. El espacio cuenta con audioguía para escuchar desde el celular y actividades especiales para disfrutar en familia.
Visitas guiadas: sábados de 16 a 19, y de miércoles a sábado en vacaciones de invierno. Para inscripciones y reservas de visitas de escuelas o grupos, escribir a casanaranja@naranja.com.