En forma de texturas, mezclada entre otros elementos visuales, o funcionando como vehículo de un mensaje cifrado para quien sepa leerlo, la escritura ha estado presente en la obra de Antonio Seguí casi desde sus inicios. Ya en la década de 1960 aparecían en su obra letras realizadas a partir de plantillas metálicas que utilizaba para estampar tipografías.
“Algunos de esos mensajes son règlement des comptes”, dice el artista, primero en francés, sonriendo con picardía. Después traduce: “Hay cosas que se pueden leer, hay que hacer un esfuerzo pero se puede. En algunos casos son arreglos de cuentas. Se podrían ver como mensajes entre líneas”.
La escritura es la excusa o el leitmotiv de las 24 obras seleccionadas para la muestra “Antonio Seguí. Caligrafías. 30 años de escritura”, que abre al público esta tarde en el Cabildo y es una de las apuestas fuertes del Festival de la Palabra, como previa del inminente Congreso Internacional de la Lengua Española. La exposición arranca con pinturas de 1989 y culmina con obras de 2018, en las que diversos textos son un componente central.
Festival de la Palabra: programación de las actividades gratuitas
“A partir de la invitación de la ciudad a exponer en el Cabildo, comenzamos a imaginar propuestas que pudieran funcionar en ese espacio y tener sentido en el contexto en que fue invitado. Este corpus de obra no se había visto en Córdoba y nos pareció atinado traerlas, quizá como un guiño de Antonio al Festival de la Palabra”, señala Clelia Taricco, curadora de la exposición y pareja de Seguí.
“La muestra podría ser su propio festival de la palabra”, añade la historiadora del arte. Y hace una precisión sobre la escritura que aparece desde temprano en la imagen de Seguí: “Los textos de Antonio no tienen ninguna pretensión literaria. Son reflexiones azarosas, que desgrana en las telas de manera completamente verborrágica. Y que utiliza si se quiere como un recurso plástico. El texto juega como textura de sus cuadros”.
El humor
La curadora destaca la presencia del humor, un elemento que cruza el trabajo de Seguí.
“El humor no aparece directamente en lo que cuenta pero está subyacente. Recurre a una escritura que no pretende decir nada, o en todo caso lo que cuenta son cosas irrelevantes, pero está meticulosamente dibujada como si contara una gran historia. Es una manera de entablar un diálogo con el espectador desde lo absurdo”.
Junto a “Caligrafías”, en el Cabildo se verá también “Mirá Seguí”, una muestra que acompaña a la exposición central y que fue preparada por un equipo de mediación. Se propondrán actividades que guíen el encuentro con la obra o el redescubrimiento del trabajo del pintor a través de juegos y experiencias participativas y creativas.
El regreso del gran artista cordobés, radicado en París desde 1963, donde desarrolló un trabajo reconocido en todo el mundo, tendrá también una pata teatral. En simultáneo con la apertura de la muestra, hoy a las 19, en la Plaza san Martín, se presentará La carcajada de los misteriosos, obra de danza teatro inspirada en el mundo de Seguí.
En el marco del Festival de la Palabra se realizará asimismo el pre estreno de Seguí Seguí, documental de Pepe Tobal que se presentará mañana a las 20.30 en el Cineclub Municipal y seguirá en cartel durante una semana.
Seguí ha contado en varias oportunidades que su primera pulsión creativa no fue por el lado de las artes visuales sino que tuvo que ver con la escritura, con poemas y cuentos que pueden estar guardados en algún lugar.
Libros
Otro vínculo fuerte con la literatura se da en su trabajo constante como ilustrador de libros. Son alrededor de 90. Ilustró Historias de París de Mario Benedetti, en una exquisita edición de Zorro Rojo, libros de Borges y del poeta Arnaldo Calveyra, entre muchísimos otros.
–Antes de dedicarte al arte, hacías poesía. ¿Recordás alguno de esos poemas?
–Empecé como todo el mundo. Antes de pintar hice algunas poesías, escribí algunos cuentos.
–¿Temas?
–El amor, la sociedad, el hombre. Qué se yo. Hubo un cuento que se editó en una revista mejicana, quizá la tenga en París en algún lado. No sé si las otras cosas valían la pena.
–¿En algún momento pensaste en ser escritor?
–No, siempre fue un pretexto, y lo sigue siendo. También he escrito algunas cosas sobre pintura. Sobre algunos artistas que me gustan, o textos que me pidieron para catálogos. Ahora es algo que me cuesta, antes lo hacía con más facilidad. En el fondo es un problema de tiempo. Siento que se me va todo de las manos, y quiero hacer mis cosas. Ya soy grande. Quiero hacer lo que quería hacer cuando fuera grande, y en eso estoy. Laburo mucho, y el tiempo se escapa.
–Has trabajado mucho con la ilustración de libros…
–Sí, y lo sigo haciendo. Lo disfruto mucho. En algunos casos son libros de artista, de 30 ó 40 ejemplares. Acabo de hacer uno para Tita Reut, una poeta francesa, que quedó muy lindo. Se llama Solo y es un trabajo exigente. En este caso son cinco dibujos acuarelados en cada libro.
–¿Cómo encarás esas obras basadas en un texto que te entregan?
–Yo creo que la ilustración tiene que estar guiada por el texto. No me gusta hacer cosas que no tengan nada que ver con lo que está escrito. Sigo al texto textualmente, digamos, esa es mi idea. Hace unos años hice una exposición en Buenos Aires y allí mostré todos los libros ilustrados que vengo haciendo. Mi idea era que después quedaran en la Universidad de Córdoba, entregarlos acá, pero eso nunca se pudo concretar. Hubo también un proyecto para hacer algo con esos libros en la Biblioteca Nacional, cuando estaba Alberto Manguel, y ahora supuestamente sigue en pie la idea, pero no tienen plata ni para pagar el transporte.
–¿Por qué se acaba una serie y arranca otra?
–Hay un momento en que uno siente que se agota. Yo ahí paro. Cuando las cosas están demasiado bien, hay que parar. No es que me canso de la imagen. Pero siento que cuando todo sale medio fácil tengo que detenerme, e inmediatamente comienzo otra serie tratando de elegir materiales distintos. Supongo que lo hago para conservar una cierta frescura que todavía tengo, creo.
–¿Los títulos van primero o después?
–Los títulos van siempre después. A mí me gusta mucho y me divierte poner títulos. Algunos me salen bien, otros más o menos. Para mí los títulos son importantes. Eso podría ser un poco un trabajo literario.
Pre Estreno
“Me fui quedando sin darme cuenta”, se escucha decir al pintor cordobés en Seguí Seguí, el documental dirigido por Pepe Tobal que tendrá su pre estreno este miércoles en el Cineclub Municipal.
La ciudad en la que se quedó y en la que vive desde principios de 1960, con sistemáticos retornos a su Córdoba natal, es París, más precisamente Arcueil, una comuna a 15 minutos en auto de la capital francesa. Hasta allí viajó el equipo de producción de Seguí Seguí para completar dos semanas de trabajo junto al artista.
A los 85 años, con un sentido del humor que no descansa, Seguí repasa en primera persona los mojones de su formación y sus viajes, los deslumbramientos iniciales con el arte, las deudas con Ernesto Farina (“Me enseñó a pintar y a ver la pintura”) y Alfredo Terzaga (“Me enseñó a leer y a saber lo que tenía que leer”), series como “Pintura de responsabilidad limitada” bajo la influencia de Otto Dix y Gutiérrez Solanas, y su gusto por las obras de espíritu subversivo.
En 1955 volvió de Europa por un tiempo y se anotó en la Facultad de Derecho para cumplir con las expectativas familiares, sobre todo de su abuela. Cuenta que tenía “pretensiones de poeta”, pero que el arte se impuso con naturalidad absoluta.
El documental se detiene en las esculturas urbanas que se han vuelto icónicas en la ciudad de Córdoba. Toca el tema de su pasión por el arte africano, que colecciona desde hace décadas, y revela un aspecto poco conocido como una serie de pequeñas piezas en bronce que el artista llama su “jardín secreto”.
Además del testimonio de Seguí, el documental suma apreciaciones y visiones sobre la trascendencia de su obra a cargo, entre otros, de Claude Schweisguth (conservadora de arte moderno del Centro Georges Pompidou) y Roger Pierre (crítico).
Varios testimonios son aportados por Oscar Brandán, amigo de la infancia, pintor y ex director del centro de Arte Contemporáneo Chateau Carreras, emprendimiento del cual Seguí fue el principal gestor.
El filme muestra a Seguí en sus rutinas de trabajo, cumpliendo el ritual del mate y el asado, hablando francés con una tonada cordobesa enredada para siempre en la dulce lengua de Flaubert.
“Cada día que pasa me siento más cordobés”, dice tras haber vivido casi 60 años afuera. “Uno nace una sola vez y yo soy de ahí”, respondió cuando le ofrecieron la ciudadanía francesa.
Seguí Seguí se presentará mañana a las 20.30 en el Cineclub Municipal (San Juan 49), con la presencia del artista y del realizador en diálogo con Dolores Cáceres y Juliana Rodríguez.
Seguí en todas partes
Miécoles, a las 19 La carcajada de los misteriosos, elenco de Danza Teatro Municipal. Plaza San Martín.
A las 19 inauguración de muestras “Antonio Seguí. Caligrafía. 30 años de escritura. Selección de obras” y “Mirá Seguí”. Cabildo.
Jueves, a las 20.30, estreno del documental Seguí Seguí, Cineclub Municipal (San Juan 49).