Entre la emoción y el pensamiento se mueven las inquietudes de Leandro Erlich, artista argentino de gran trayectoria internacional cuya obra llega por primera vez a Córdoba y al interior del país. Casa Naranja (La Tablada 451) inauguró “Real”, con obras suyas de diferentes momentos, un “picadito”, acota el artista, que incluye instalaciones, esculturas, fotografías y un video documental. Rodrigo Alonso es el curador.
Como en cada visita a una ciudad nueva, también ésta es una aventura le dice Erlich a VOS, “parte de un estímulo, porque la obra va a un espacio que la transforma con un público que la transforma”. Y agrega: “De otra manera, nada afectaría las emociones de las cuales vivimos, todo lo que está pasando desde la idea de hacer la muestra va generando expectativas e interés de la gente en ver la muestra”.
Qué hay más allá
De percepciones está hecha la vida y Erlich toma esa materia para su arte. Percepción es conocimiento y recepción.
La muestra “Real” halla su lugar en Casa Naranja desde el inicio del recorrido con Elevator Maze, de 2011, la línea de ascensores que recibe al visitante. Que la obra encuentre sentido dentro de la arquitectura es muy importante para el artista. “El espacio te va dictando sus pautas, la exposición es algo orgánico”, dice Erlich.
El desafío muchas veces trae cosas buenas, reconoce, contento con los resultados, porque la obra del ascensor se instaló en otros sitios y nunca se vio tan bien como ahora: “Hay una correspondencia perfecta con el espacio”.
Real realidad
Para Erlich las muestras siempre están condicionadas por el lugar, si no las cosas no fluyen. Para él las obras son como “elementos dentro de un cosmos y ese cosmos en primera instancia es el espacio”.
Si bien el artista ha realizado obras destacadas en espacios públicos, como cuando en 2015 “cortó” la punta del Obelisco que reapareció en la explanada del Museo de Arte Latinoamericano, sostiene que el arte necesita de sus instituciones, aun cuando allí hay un encuentro preparado, porque “es el espacio que el arte necesita, fuera de esos espacios no se termina de entender qué es esto”.
Si el Obelisco fue uno de sus denominados “trucos” espectaculares, las obras de Erlich anclan muchas veces en lo más cercano o lejano que tenemos, pero siempre, muy cerca de lo cotidiano.
A veces son situaciones, como Window and Ladder, de 2009, la obra de la ventana y la escalera que surgió de una invitación de una bienal en Nueva Orleáns, dos años después del huracán Katrina (y que se ve en Casa Naranja). El artista divisó allá que debajo de la maleza había cimientos de casas.
“A veces son situaciones, no necesariamente cosas que uno ve en la calle, sino cosas que uno imagina a partir de una historia”, subraya Erlich. Y aclara: “Después cada uno hará su interpretación y es válido, creo que las interpretaciones son una instancia creativa”.
–La mirada y el espectador son centrales para vos.
–La obra se abre, propone una experiencia física de parte del espectador. Entrar a un lugar, interactuar. Las obras plantean una situación que deviene una pequeña construcción narrativa de esa experiencia, y esa narrativa a veces se puede reducir a una instancia simbólica como la de no verse en un espejo, y generar un pensamiento.
Intuir, planear
En una determinada espacialidad, las obras de Leandro Erlich involucran al espectador como parte de sus obras desde hace mucho tiempo. El espectador participa de actor. “Hoy por hoy, la interactividad y el simulacro de protagonismo individual en la sociedad han crecido mucho”, dice.
–Al ver tus obras se presiente una extrema planificación, pero también intuición ¿es así?
–Sí, es una mezcla de ambas, hay un factor de intuición y planificación muy al detalle para que se articule esa experiencia de una forma que se percibe espontánea, una espontaneidad que fue anticipada. Te encontrás con una sorpresa que yo ya sabía, y después una segunda instancia es la construcción de un pequeño guion, hay bastante de plantificado.
Se lo define a Erlich como un ilusionista, algo que lo coloca muy cerca de la magia. Sin embargo, para el artista la magia nos desplaza de lo cotidiano y de la realidad preconcebida, que es estimulante.
"Lo mágico juega con un elemento en el cual hay un secreto que debe permanecer inaccesible y eso por un lado genera una excitación en los sentidos y en la mente, y por otro lado cierra el proceso de pensamiento porque llegás a un lugar donde no hay mucho más para descubrir, donde hay una especie de fascinación”, opina.
–En cambio, vos no ocultás...
–Claro, en estas obras vemos algo de una forma y después de otra, un punto de partida que revela una forma de ver la realidad.
–Lo que no quita lo poético en tu obra, como las nubes, el agua, la ventana.
–Hay una poética más allá del proceso. Cualquier obra de arte, tenga juegos de percepción o no, siempre va a tener un elemento que va a generar que algo se active y siga siendo revisitado y repensado, lo poético.
–Dijiste alguna vez que te gusta que las personas puedan ver tu obra sin ser especialistas, y reconocer elementos de la vida cotidiana.
–Es así. Por ahí hay niveles de lectura, pero sin duda creo que el arte siempre ha tenido esto. A veces olvidamos que hoy tenemos una mirada histórica de pinturas o frescos de los grandes maestros del Renacimiento. Además de aquello que estaban representando, la obra física generaba un impacto e inmediata respuesta del público. Los diferentes caminos que tomó el arte a partir de la modernidad y la posmodernidad, que admiro, han alejado de la experiencia a un público no informado de la historia del arte.
La muestra
Casa Naranja (La Tablada 451). La muestra se podrá ver hasta el 15 de junio de lunes a viernes de 9 a 20 y los sábados de 14 a 20 con entrada gratuita. Visitas guiadas: viernes y sábados de 17 a 20. Audioguías en español e inglés. Por visitas educativas escribir a partir del 20 de marzo a casanaranja@naranja.com
Leandro Erlich, perfil
Leandro Erlich (1973) nació en Buenos Aires, donde comenzó su formación que luego siguió en el exterior, donde continuó su carrera internacional en importantes bienales de arte. Representó al país en la Bienal de Venecia de 2001, y desde entonces expone en las principales instituciones y capitales del mundo.